Desmitificar emociones, aprender a mirarlas, a quererlas, a entenderlas, a equilibrarlas.
Poner nombre a lo que sentimos, permitir la rabia y la tristeza, disfrutar la risa, mirar de frente al miedo o abrazar suave al amor (sin apretar demasiado, para dejar aire y no asfixiar), se capaz de modelar la envidia hasta convertirla en admiración, recolocar una y otra vez cada hilo que se nos enreda y mirar adelante, firmes y convencidas, contra todo pronóstico.
“El crecimiento consiste en pensar menos y sentir más”.
F. Perls