
Terapia de desarrollo personal
Adultos/as
Todas sabemos que el amor mueve montañas y a veces es el concepto, “amor”, el que hay que comenzar por repensar. El AMOR es respeto, libertad, desapego, confianza, paciencia… y también dolor, perseverancia, proyectos… Y lo más importante, el amor comienza en una misma, en uno mismo.
De ahí que para poder acompañarte en tu proceso de desarrollo personal sea especialmente relevante caminar junto a ti en tu autoconocimiento, a veces, autodescubrimiento. Sostenerte mientras te atreves a hacerlo por ti misma/o, arriesgarte en un espacio confiable, protegido, en el que poder resolver conflictos, desbloquear emociones, comunicarte de manera consciente, escucharte, observar tus tendencias hacia una u otra emoción, autorregularte, etc. etc. en un contexto de respeto, privacidad, confianza y no juicio.
Niñas/os y adolescentes
El primer paso sería plantearnos por qué los niños, niñas y adolescentes llegan a terapia y darle valor a sus propias creaciones, dejar de pensar por ellos. Suelen, en general, ser niños, niñas y adolescentes a los que les cuesta establecer un buen contacto (con profesores/as, padres, pares) y generalmente tienen un pobre sentido de sí mism@s.
Es necesario acompañarles para conocer funciones de contacto como mirar, escuchar, tocar, saborear, oler, moverse, expresar sentimientos, ideas, pensamientos, curiosidades… L@s niñ@s con dificultades emocionales tienden a aislarse, pueden anestesiar sus sensaciones, bloquear sus emociones y cerrar su mente, lo que afecta su crecimiento sano y agrava sus dificultades. Mi labor comenzaría por ayudarles, acompañarles en recuperar esas partes bloqueadas a través de técnicas expresivas y creativas, hasta llegar a dotarles de la sensación de fortaleza en la que ellas y ellos aumenten el autoapoyo y experimenten el sentido de sí mismo.
Se trata de un proceso terapéutico suave y fluido en el que toma importancia atender a lo corporal, respetar los límites y los tiempos, poder identificar sus creaciones, en definitiva, ayudarles a darse cuenta de sí mismo y trabajar sus potencialidades. En paralelo, el trabajo con los padres se hace necesario, mostrarles el proceso es esencial para convertirlos en aliados, en pilares donde el niño, niña o adolescente pueda descansar y apoyarse cada vez que lo necesite.