MEDITAR, otra forma de cambiar el mundo.

Me costó comenzar a meditar, de esto hace muchos años y lo recuerdo bien o mejor dicho, recuerdo las creencias erróneas de partida y cómo a medida que fui entendiendo el concepto pude verle el sentido.

Aunque ahora muchas muchísimas personas practican la meditación, no es fácil de inicio, al menos para mí no lo fue.

Decía el Dalai Lama, que la meditación es una manera de entrenar la mente hasta lograr un estado de calma mental y emocional, lo que él llamaba el “estado natural de conciencia”.

Si a cada niño de ocho años de este planeta le enseñásemos meditación eliminaríamos la violencia del mundo en una generación”

Dalai Lama.

Históricamente cuenta con siglos de experiencia, desde el taoísmo de China y la India budista, hasta el Judaísmo, el Islán en su corriente sufista o el Cristianismo.

Con Hermann Hesse (a principios del siglo XX) se acerca un poco más a occidente. Él en “Siddhartha” enfatiza la práctica de la meditación como forma de relajación, superación y reducción del estrés; poco a poco la meditación va haciéndose hueco hasta hoy, cuando pocas personas dudan ya de sus numerosos beneficios para la salud y el bienestar emocional.

Cada vez hay más estudios que evidencian dichos beneficios y aunque no me extiendo, no quería dejar de comentarlos brevemente:

A nivel cerebral puede mejorar la ansiedad, la depresión, la autoaceptación, puede ayudar a mejorar la atención y la concentración, la memoria y las funciones cognitivas, etc.

A nivel de Salud es un muy buen recurso para reducir riesgos (ataques cardiacos, Alzheimer, hipertensión, etc.) y realmente útil en enfermedades como la fibromialgia, la diabetes o el asma entre muchísimas otras.

Los más conocidos, los beneficios a nivel emocional. El bienestar emocional, la disminución de la ansiedad o el estrés, la mejora del autoconcepto y la autoestima, el desarrollo de habilidades sociales o la mejora en la gestión de la cotidianidad son algunos  de una lista cada vez más extensa.

En cuanto a técnicas y tipos hay muchísimos y aunque no soy experta, me parecía bien hacer una pequeña mención, muy personal para que, si os apetece, podáis acercaros más a ellas:

Vipassana, conexión mente – cuerpo (sensaciones físicas) al objeto de lograr una mente equilibrada y compasiva. Se enfoca en la respiración (notas como sube y baja tu abdomen, como pasa el aire por cada parte de su recorrido) y obligas a tu atención a desarrollar dominio sobre la mente. Pueden surgir sonidos, emociones… que quedarán de fondo sin perderte de tu respiración.

Mantra (“instrumento de la mente”), consiste en repetir una palabra o una frase para crear vibraciones en la mente que permiten desconectarse de los pensamientos.

Qigong o Chi Kung es un ejercicio cuerpo-mente, implica movimientos lentos del cuerpo, respiración regulada y meditación.

Metta, repeticiones silenciosas de frases que promueven la felicidad o bienestar dirigidas a una persona que visualizas, llegando a cambiar patrones mentales negativos.

Caminar y Meditar (no es pasear), sería algo así como focalizar en el movimiento de cada paso y la conciencia de la conexión de tu cuerpo con la tierra, implica coordinación con la respiración.

Atención Plena, consiste en atraer la atención al presente (soltar el pasado, no preocuparse por el futuro). La respiración se convierte en la guía, no se trata de controlarla sino de ser consciente de ella, de su ritmo “soy mi respiración”. Si la mente divaga, volvemos a concentrarnos en la respiración.

Daniel J. Siegel en «Tormenta Cerebral» acuña el término «mindsight, habilidad de ver o conocer la mente de verdad«. Explica que necesitamos un tiempo interior y que éste puede tomarse de infinidad de maneras y no necesariamente estando inmóvil; puedes caminar conscientemente mientras te concentras en las sensaciones que te ofrece el cuerpo como por ejemplo, las plantas de los pies en cada paso, el roce del aire en tu piel o centrándote en tus partes más presentes.

“La meditación es un regalo para toda la vida. Es algo a lo que puede recurrir en cualquier momento”.

Paul McCartney

En casa la meditación es una práctica habitual y aunque cada cual tiene sus preferencias, también solemos practicarla en familia. Mi hijo Yaser suele decir «a mí me sirve, me relaja, me tranquiliza. Me gustan sobre todo las meditaciones guiadas (visualizaciones)«.

Por cierto, la música puede ser un buen vehículo para promover la atención plena, el estar presente, consciente. Aunque hay bastantes opiniones encontradas en torno al tipo de música, es cierto que para muchas personas puede ser una forma más sencilla de centrar la atención, solo tienes que ir probando, ser paciente y confiar. Los beneficios merecen la pena.

A mí me gusta meditar con música instrumental, cuencos o sonidos naturales y también en silencio… el día a día te hará descubrir tus preferencias. Adelante.

Os dejo este mantra que me encanta “Sat Chita», Los Pinguos (The Oneness Band) y me parece una bonita forma de conectar y comenzar el día.

NAMASTE💜

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