REFLEXIONES EN VOZ ALTA “VIDAS DE PAPEL”

VIDAS DE PAPEL

Me gusta el cine y, desde que comenzara la pandemia las plataformas audiovisuales se han convertido para mí en un buen recurso de fin de semana.

Por supuesto tengo mis preferencias y una de ellas tiene mucho que ver con quién soy, mi trabajo, mi dedicación a la infancia. Ayer le tocó a “Vidas de papel”.

Vidas de papel es una película turca  dirigida por Can Ulkay, quien se acerca al drama de la infancia abandonada, maltratada desde una mirada que no todas (las personas) conocemos y que es más habitual de lo que nos gustaría.

Cuesta llegar al consenso cuando hablamos de malos tratos a la infancia, lo que sí parece claro es que son el resultado de múltiples factores psicológicos y emocionales, de interacción familiar y socioculturales.

Según la OMS, en junio de 2020 “alrededor de 6 de cada 10 niños y niñas del mundo (unos 1.000 millones) de 2 a 14 años de edad sufrieron de manera periódica castigos corporales a manos de sus cuidadores” (https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/child-maltreatment).

Y volviendo a Vidas de papel, lo primero que llama mi atención es la polaridad pobreza material – riqueza humana, que durante casi las dos horas que dura la película están presentes, llegando por momentos a entremezclarse de tal manera que la segunda prevalece sobre la primera e incluso la invisibiliza.

Mehmet (Çagatay Ulusoy), el protagonista, acoge en su personaje la enfermedad, la bondad, el dolor y la esperanza, mientras que su “hermano de vida” Gonzales (Ersin Arici) y Tahsin (Turgay Tanülkü), le acompañan de manera amorosa y respetuosa en una suerte de “familia creada” desde el dolor que todos comparten.

El contexto, la calle, un barrio vulnerable en el que la droga y las pandillas luchan por sobrevivir, donde vivir con lo que descartan otras personas es lo habitual, no te deja indiferente; al igual que no lo hace la llegada de Ali a la vida de Mehmet.

Pero no nos equivoquemos, el maltrato infantil no se da solo en contextos pobres o deprimidos o por decirlo de otra manera, la pobreza no conlleva ni es causa directa del maltrato, en algunos casos se convierte en un elemento más de ahí que, en mi caso, crea firmemente en que para educar a un niño, a una niña, hace falta toda la tribu.

Nuestra sociedad capitalista y patriarcal nos ha ido alejando de formas comunitarias, nos ha ido llevando de la mano hacia la individualidad y el conformismo, a la inmediatez de “lo quiero y lo quiero ahora”, al sesgo informativo… desde ahí el buen trato es todo un reto.

Confundimos términos o le damos un significado alejado de la realidad y así, lo que parece no siempre es lo es o al contrario. A medida que Mehmet y Ali caminan juntos en la búsqueda desesperada por salvar a su madre, todas las heridas que parecían haber cicatrizado comienzan a doler, incluso a sangrar de nuevo.  

Estos días estuve leyendo “Las cicatrices no duelen” de Anabel González y ayer, mientras veía la peli no pude dejar de ir y venir entre sus líneas.

Para gustos los colores y a mí, esta peli no solo me gustó sino que además me lleva, una vez más, a replantearme las imágenes que nos ofrecen de la infancia maltratada, normalmente limitada al contexto de pobreza y quienes trabajamos en esto lo sabemos: nada más lejos de la realidad.

2 comentarios en “REFLEXIONES EN VOZ ALTA “VIDAS DE PAPEL”

    1. Sí Nuno y tu eres una de esas personas a la que la infancia no deja indiferente y que cada día actúa desde el respeto, la empatía y la asertividad (Buen Trato). Los malos tratos están, existen y en ocasiones, la imagen que tenemos de ellos está muy distorsionada por los medios lo que conlleva, inevitablemente, que nos acerquemos a ellos, en muchos casos, con una mirada distorsionada que, en ocasiones, los invisibiliza.

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