
Hoy, mientras releía a Zinker me daba cuenta de la importancia que la creatividad ha tenido, tiene, en mi vida.
Él decía algo así como que no se nace creativa, sino que se consigue a lo largo de la vida, desde la más tierna infancia. Me gusta pensar, sentir, que así es y de ahí que la revisión del trabajo que realizo en mi día a día sea tan importante o más que la propia práctica diaria.
“La creatividad es la celebración de nuestra propia grandeza, es la celebración de la vida: ¡Estoy aquí!, ¡Amo la vida! ¡Puedo hacer aquello que me proponga!”
Joseph Zinker
La creatividad, es un mecanismo indispensable de la salud emocional, es la capacidad para reciclarse y poder cambiar las maneras de actuar, escogiendo otras que se ajusten mejor a las necesidades de la persona, en función de lo que ocurre en su entorno. Por tanto, la ausencia de creatividad podría plantearse como rigidez, como no saber dejarse llevar (vivir en función de los juicios, lo que se cree, lo correcto, lo que te han enseñado, lo que deberías hacer y lo adecuado), como muchas personas hacen de manera general, como yo he hecho y aún a veces me descubro haciendo.
Así, la creatividad podría ser como un mecanismo de adaptación primario y necesario para la vida cotidiana y el desarrollo personal… sería la integración creativa de los conflictos internos y externos, hacer mío mi conflicto y darle una solución (diferente) desde esa apropiación.
Y es que, las situaciones en las que la creatividad se vuelve más necesaria tienen que ver con el conflicto. Aquello que hace que necesite un cambio para estar mejor, para cambiar una situación conflictiva o desagradable, o simplemente para dar un paso adelante en una situación que pueda ser cómoda, pero que quedó estancada y ya no me sirve.
Así podemos decir que la creatividad, de alguna manera, es encontrar formas de salir de la zona de confort, para poder ampliarla y mejorarla.
Hemos crecido, en la mayoría de casos, sin dar demasiado permiso al cuerpo para hacerse palabra, lo mental prima sobre lo físico o lo emocional de forma generalizada. Y es nuestro cuerpo (sensible) el que recibe la información que la mente procesa e interpreta. En ese sentido, si solo usamos la mente, no vemos ni escuchamos lo obvio, yo digo algo así como que “comienzo a vivir en automático”.
Hablar de creatividad es sentir que podemos hacer que cualquier cosa se vuelva posible. Zinker habla de la creatividad como un Acto de valentía: “estoy dispuesta a arriesgarme al ridículo y al fracaso para poder experimentarlo como novedad y con frescura”.
Mi objetivo como persona es CONSIDERAR LA TOTALIDAD DE MI VIDA, LA MANERA EN QUE ME MUEVO, TRABAJO, AMO Y VIVO COMO UN PROCESO CREATIVO (como arte), y así intento que sea en mi trabajo como terapeuta.
Mercedes, al llegar cada semana solía aludir a lo acogedora que era la sala de atención: bonita, olía muy bien, estaba ordenada y limpia, transmitía paz… un día le pedí que fuera ella la sala y pasó algo maravilloso. Pasó de la sorpresa de la demanda, a sentirse cada vez más cómoda a medida que lo hacía, de aquí a la emoción y posteriormente se dio cuenta que algo parecido le contaba su madre sobre lo que decía su padre (al que nunca conoció) de ella. Mercedes hizo presente esta parte de ella y abrió un tema nunca antes trabajado y que poco a poco le ha ido llevando a transformar la relación actual con sus hijos … comenzó a cambiar de manera significativa.
“la condición sine qua non del proceso creativo es el cambio: la transmutación de una forma en otra, de un gesto en un nuevo conjunto de comportamientos, de un sueño en una representación dramática”.
Joseph Zinker
BIBLIOGRAFIA
ZINKER, J.(1979) El proceso creativo en la terapia gestáltica. Buenos Aires. Paidós.