YO ELIJO SER FELIZ

¿Os habéis fijado que cada cumpleaños, cada fiesta o reunión familiar, cada momento mágico acabamos pidiendo deseos?

Un DESEO es algo que está por venir, algo que anhelas y que puedes compartir o no con otras personas y siempre es algo futuro. Puedes desear cosas materiales, que pase tal o cual cosa e incluso a personas concretas.

Claro que a veces deseamos en pasado. Me explico:

Mateo deseaba con todas sus fuerzas que volvieran esos días de risas locas y horas desajustadas. Sentía que se hacía mayor y sus últimas aventuras viajeras ya no eran como antes.

Ponía todo su empeño en hilar cada segundo como lo hubiera hecho hace veinte años y nada, nada ocurría después como lo proyectaba su imaginación. Cada verano soñaba, deseaba revivir emociones pasadas que no solían llegar.

Sus muchos años de terapia le habían dejado claro que el cuerpo tiene memoria y entonces ¿por qué no lo conseguía?

Definitivamente su anhelo al pasado y su exigencia infinita le llevaban a un estado de intensa tristeza, la NOSTALGIA se apoderaba de él y, a partir de ahí, los recuerdos del cuerpo estaban pero las emociones sobre exigidas nunca alcanzaban el nivel deseado.

Y otras nuestros deseos pueden generarnos FRUSTRACIÓN:  

Ana deseaba con todas sus fuerzas poder llegar a tener su propio coche, llevaba meses ahorrando para la entrada. En este tiempo, se fijaba en cada coche nuevo de su calle, su actitud se “agriaba” si alguien cercano le decía que acababa de comprarse uno, no podía evitar autoflagelarse por no ser capaz de conseguirlo.

Cultivar la ENVIDIA no es difícil cuando no te quieres demasiado. Ana podría haber ADMIRADO a esas personas, podría haberles dado la enhorabuena, alegrarse por ellas, sin embargo, su fragilidad y su vulnerabilidad le llevaban a la envidia y, de la mano, a la VERGÜENZA y la AUTODESVALORIZACIÓN.

Sus deseos de convertían para ella en un entramado de CULPAS, TRISTEZA y ENFADO.

Lo cierto es que el deseo forma parte de la humanidad y también para avanzar y emprender es necesario sentirlo y dicho esto ¿es lo mismo QUERER que DESEAR?

Decididamente no, DESEAR y QUERER no son lo mismo.

El DESEO surge, en muchas ocasiones, de la perdida; solemos desear aquello que falta en nuestras vidas, que no tenemos. Si pensamos por ejemplo en el duelo lo podemos ver algo más claro. Ante el duelo sentimos tristeza y malestar hacia algo o alguien importante, suele ser más intenso. Cuando queremos algo o alguien puede ocurrirnos que nunca antes hubiéramos pensado en ello. Mientras el DESEO suele conllevar esfuerzo y tiempo, QUERER algo provoca que nos enfoquemos rápidamente en ello. El deseo suele conllevar ausencia a diferencia del querer que implica, ante todo, presencia.

De ahí que, volviendo al momento del brindis, de la celebración, plantee ¿y si brindamos lo que sí tenemos?; podemos por ejemplo brindar por las cosas buenas que nos aporta la convivencia, lo que aprendemos los unos de los otros, lo que me ayuda de cada cual. Lo que está y no siempre vemos.

Ser capaces de reconocernos y valorarnos es una forma preciosa de estar en el mundo.

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