
Todas las personas portan su gran saco de proyectos…
Hacer música, poesía, provocar cambios en la vida ajena o en la propia es correr el riesgo de dejar en libertad al propio “sí mismo”, al corazón, al alma… de ahí que, en demasiadas ocasiones (y sin saberlo) utilicemos la proyección (atribuir a otra persona lo que nos pasa, por lo general de manera inconsciente) que no es más que una forma de escapismo.
La proyección puede llegar a ser patológica. Por ejemplo, las personas que temen su agresividad suelen ver agresión por todas partes;
Y, también, la proyección puede ser creativa, lo que implicaría un diálogo consigo misma que luego puede ser concretado en una pintura, una poesía o un comportamiento…
Cada cual ve el mundo desde su propia vida interna.
La diferencia entre las proyecciones patológicas y las creativas radica en la relación de la persona creadora con su entorno y su poder sobre él.
Buena y creativa semana💜