Entretejiendo redes. Competencias interprofesionales para avanzar hacia una parentalidad competente

Entre profesionales que nos dedicamos a la infancia y a la familia hablamos mogollón de las necesidades de las figuras parentales, cuidadoras, para el logro satisfactorio de su ejercicio educativo. Se nos llena la boca al mencionar que necesitan reflexionar sobre qué tipo de padre, madre, cuidador o cuidadora quieren ser y, para ello de su necesidad de pensar, reflexionar, contar con la información suficiente que les guíe🤔; como si fuera fácil y sencillo, nos empeñamos en hacerles ver que es importante que sepan y puedan contar con tiempo de calidad para ell@s mism@s, para su labor profesional y para la familia; hablamos de confianza en sí mism@s, de la importancia de contar con la tribu y, por supuesto, de la capacidad que “deben” desarrollar para, llegado el caso, pedir ayuda, contar con apoyos suficientes y reducir el estrés parental y/o familiar😅.

Claro que, si esto es así, si creemos en la parentalidad positiva, si tenemos claro que la parentalidad competente es el camino, se hace imprescindible que cada profesional dedicado a la infancia y la familia, desde su ámbito de actuación, revise muy de cerca su labor porque, en la actualidad, nos encontramos con nuevas realidades, nuevos retos ¿no creéis?, ¿nos preguntamos nosotras suficientemente qué tipo de profesional somos o queremos ser?, ¿reflexionamos sobre nuestra labor?, ¿damos la importancia que merece al trabajo en red, a nuestros compañeros y compañeras?. Paremos a mirar… y después, continuemos😊.

En la actualidad, los perfiles de familia son cada vez más heterogéneos, por suerte, la diversidad es un hecho y que nosotr@s (profesionales) podamos avanzar en ese sentido es imprescindible, de la misma manera que lo es ampliar nuestro foco de atención. Las familias no necesitan recetas (que de nada sirven sin los ingredientes y los cacharros apropiados, sin un contexto idéntico… lo que, por otro lado, es imposible), sería mucho más revelador para ellas encontrar profesionales que atiendan a su capacitación y a la mejora familiar desde el reconocimiento de lo que sí tienen y hacen (de lo que sí son); claro que, para poder hacer eso, es necesario tener claro que el buen trato comienza por una misma y que sin esto, cualquier proyecto de mejora se torna complicado y lleno de contradicciones y aristas; en bastantes ocasiones, caemos en el error de olvidarnos de esa primera premisa😫.

Exigir la universalidad de los servicios de atención a infancia y familia, hacerlos visibles, accesibles, fomentando una buena prensa y respondiendo a cada información negativa e incierta que cada día nos embarra, es prioritario si queremos lograr la capacitación familiar y el buen trato que merecen (y merecemos).

Para que podamos identificar necesidades familiares es necesario haber identificado las nuestras y, por supuesto, imprescindible, contar con las protagonistas (las familias) y otorgarles el lugar, el espacio y el tiempo que merecen; ardua tarea si la administración descuida a sus profesionales, no los dota de recursos, no los protege, no fomenta espacios de reflexión, en definitiva, no los respeta. Si algo tengo claro es que podemos cuidar cuando nos sentimos cuidadas, cuando nos sentimos seguras ¿Cómo puede un, una, profesional aportar seguridad a una familia cuando no se siente cuidado, cuidada, cuando no se siente segura?.

Nos necesitamos. Colaboración, coordinación y reflexión sobre nuestra práctica son asuntos imprescindibles y que, por desgracia, no siempre tenemos presente. Estamos a tiempo porque como diría Paulo Freire:

«La educación no cambia el mundo, cambia a las personas que van a cambiar el mundo«


Descubre más desde Eva Carballar

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Deja un comentario