Acompañar a madres, padres y/o personas cuidadoras en las dificultades con sus hijas e hijos es una de mis pasiones. La Educación Emocional, la Crianza con apego, la Disciplina Positiva o la parentalidad terapéutica son las bases para acércame al gran reto que cada familia porta en torno a la educación y crianza y es, sin duda, mi forma de estar en el mundo: ser capaz de mirar a mis hijos respetando su propia mirada, creando un lugar seguro de crecimiento donde poder nutrirnos y aprender a comunicarnos de manera asertiva, donde todas las emociones sean bienvenidas y puedan alumbrarnos el camino, donde la firmeza vaya unida a la amabilidad, al afecto o como me gusta llamarlo al AMOR (con mayúsculas).

Soy madre de dos hijos adolescentes y ahora, más que nunca, pongo en valor la forma en la que mi compañero de viaje y yo hemos ido construyendo nuestra familia, desde el periodo de labranza y preparación de la tierra hasta la siembra y posterior abono diario y creedme si os digo que, de inicio, no lo teníamos nada fácil (orígenes diferentes, culturas que nada tenían que ver, experiencias tempranas difíciles por ambas parte…) y, casi sin darnos cuenta, eso nos salvó. Nos «obligó» a conversaciones infinitas, charlas a las que nos costaba poner fin, debates interminables y toma de decisiones tan complicadas como cotidianas que nos llevaron a lo que hoy son muchos de nuestros valores: la sinceridad, la confianza, el esfuerzo, la seguridad, la tolerancia, la autonomía, etc., etc.

Mi trayectoria personal y profesional ha puesto en mi camino personas que han creído en mí para guiar, acompañar, su Desarrollo Personal, con las que he podido continuar creciendo. Personas con miedo a mirar hacia su interior que, posteriormente, han encontrado allí las respuestas; mujeres anuladas por su maternidad que han conseguido renacer hasta darse el lugar que les corresponde; padres y madres desbordados por el día a día que pudieron reconducir hacia formas de vida más amables con ellos mismos; adolescentes enredados en un sin fin de miedos y vergüenzas abonadas en sus contextos mas cercanos que pudieron encontrar el extremo del hilo para poder ir desaprendiendo y reordenando; profes que se atrevieron a abrir su corazón para encontrar nuevas formas de acercarse a su alumnado y educar desde el «sumar-sumar». A todas y cada una de estas personas agradezco la confianza puesta en mí.

¿CUÁL ES MI ORIENTACIÓN?

Para mí cobra especial relevancia el acompañamiento emocional. Partir de la Educación Emocional y aprender a reconocer las emociones, poder palparlas, sentirlas y finalmente transitarlas… suelo decir que las emociones son un faro que nos alumbra (no son buenas o malas), un foco hacia dónde mirar y que si somos capaces de sostener, suavizan el camino y, desde ahí, las dificultades pasan a transformarse en nuevos retos que pasito a pasito vamos alcanzando.

En un momento complicado de mi vida, hace ya bastantes años, la terapia Gestalt se puso en mi camino y comencé a conectar-sintonizar con personas como Ramón Resino, Antonia del Castillo o José Antonio Segura que primero me ofrecieron luz y posteriormente me acompañaron para que aprendiera y pudiera/supiera utilizarla. El Aula la Montera me introdujo en esta nueva mirada que pronto conseguí reconstruir y ajustar a mi forma y que suelo llamar «mirar desde el otro lado«.

Con los años, mi orientación humanista, con perspectiva sistémica se fue complementando y apoyando en enfoques de tercera generación, que me llevan a trabajar desde las potencialidades personales, devolviendo la responsabilidad en el proceso, protagonista de tu propia historia, de tu entorno. Ayudada por la integración de técnicas y herramientas de terapias de tercera generación como la Terapia de Aceptación y Compromiso, la mentalización, la teoría del apego o la validación emocional trazaremos el camino desde el que ir adquiriendo herramientas y habilidades con las que puedas llegar a sentirte en calma, te desarrolles y puedas continuar tu viaje.

«Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras. Cuida tus palabras, porque se convertirán en tus actos. Cuida tus actos, porque convertirán en tus hábitos. Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino.»

Mahatma Gandhi