Me gusta comenzar la semana con una reflexión que me acompañe y esté presente de manera consciente en mi día a día. Esta semana os propongo pensar en cómo respiramos y buscar formas para que sea un buen recurso intrínseco a nuestra cotidianidad.
Y es que, la respiración es, sin duda, una gran aliada en momentos de tensión y estrés.
La clave: ser capaz de pasar de la respiración superficial torácica a la respiración diafragmática.
La respiración consciente nos permite:
Menor activación del centro cerebral del miedo (amígdala) que consigue reducir la intensidad de nuestras reacciones, la respuesta de estrés y la hipervigilancia a la vez que aumenta la relajación
Menor reactividad ante la percepción de nuestro estado interno desregulado (ínsula) que, de nuevo, reduce la intensidad de nuestras reacciones, disminuye la ira, el embotamiento y debilita la disociación
Mayor activación del centro cerebral del pensamiento (corteza prefrontal) que nos ayudará a mejorar la atención, la concentración, la conciencia de un@ mism@ y la “inteligencia” social.
Mayor activación del centro cerebral de autorregulación (cíngulo) que mejora la regulación emocional y la toma de decisiones.
Y es que… estamos hechos de historias y cómo las respiremos puede ser parte de nuestro crecimiento.
Linda semana
Fuente: “Tratar el trauma”, JenniferSweeton