LA INPORTANCIA DE COMUNICAR-NOS EN EL DESARROLLO EMOCIONAL INFANTIL Y ADOLESCENTE
“¡No Rubén, ya te dije… no estábamos discutiendo!, ¿verdad, papi?”
Comunicar no es fácil, se nos olvida que no solo las palabras comunican (a veces son las que menos lo hacen). Nuestros gestos, nuestro tono, nuestros ritmos, el cómo miramos o cuándo y cómo callamos… son algunas cuestiones importantísimas que solemos obviar.
Tener espacios de comunicación familiar es básico para el sano desarrollo emocional y lo complicado, no es buscar esos espacios sino poder llegar a vernos tal y como somos y no a través de nuestros comportamientos.
Por ejemplo, no es lo mismo decir que «Julio es malo» que decir «tu comportamiento no ha sido el adecuado en esta situación (concreta)». ¿Se entiende, verdad?, es importantísimo diferenciar a la persona de su comportamiento.
Por otro lado, ¿no os pasa que si el mensaje es contradictorio entre lo que escuchas y lo que sientes, soléis quedaros con lo que sentís?. La congruencia de nuestro lenguaje corporal, nuestra voz y las palabras es imprescindible si queremos evitar malentendidos. De hecho, si fuéramos capaces de captar tanto las señales verbales como las no verbales reduciríamos muy mucho los conflictos intrafamiliares.
Y es que la Parentalidad Responsable y Consciente se podría decir que es casi invisible dado que se basa más en la comunicación no verbal y en el lenguaje del cuerpo que en las palabras que finalmente pronunciamos. Cuando nos dirigimos a nuestros hijos e hijas el mensaje va acompañado de emociones (ALEGRÍA, MIEDO, ODIO, IRA, TRISTEZA…) imposibles de camuflar (máxime a los radares de los más pequeños) y que determinarán la relación comunicativa y, por tanto, la relación emocional familiar, concretamente nuestro estilo de parentalidad.
¿Sabías que las palabras son procesadas en el hemisferio izquierdo y las emociones en el derecho?
De ahí que vengamos equipados con lo necesario para entender las emociones desde el nacimiento y vayamos poniéndoles sentido a medida que nos desarrollamos.
Seguro estáis de acuerdo en que AMAR a nuestras hijas e hijos es más que decirles “te quiero” y PROTEGER no es cubrir tan solo sus necesidades físicas (alimentar, vestir, etc.). Desde ahí es fácil entender que aun cuando las palabras son importantes, nuestras emociones, nuestros gestos, nuestros tonos y ritmos son bastantes más influyentes.
Sabiendo todo esto es mucho más fácil evitar o erradicar aquellas categorías de comunicación que puedan alejarnos de nuestros hijos e hijas, que puedan mostrar/ser entendidas como falta de apoyo o calidez ¿no creéis?. Revisemos algunas.
- Falta de apoyo y comprensión
A Juan le aterran las cucarachas, es algo que no puede evitar.
👎🏾“De verdad Juan ¡qué pesado, no ves que no te va a comer!
👍🏾“Vaya Juan, te entiendo y lo siento, este año hay más que nunca. Veremos qué podemos hacer, ¿vale?”
- Ironía y comentarios paradójicos
Felipe ha derramado la leche esta mañana mientras desayunaba y la ha limpiado como ha podido, tiene cuatro años.
👎🏾“¡Otra vez!!! no estas atento… por lo menos la has limpiado” (tono muy enfadado)
👍🏾“Vaya Felipe… no te preocupes esto puede pasar. Gracias por recogerlo”
- Crear culpa
Ana tiene un comportamiento complicado en clase. Su profesora está desbordada.
👎🏾“De verdad niña, si no paras me vas a traer un problema”
👍🏾“Ana créeme, puedo entenderte. Aún así tu comportamiento no ha sido el adecuado y quiero que busquemos soluciones juntas”
- Intrusividad, “yo se lo que te pasa”.
👎🏾“No necesito que me lo cuentes yo se lo que te pasa”
👍🏾“Me gustaría que pudieras contarme qué te pasa, quizás entre las dos podríamos buscar alguna solución”
- Negación de su percepción
Merche y Raúl discuten a menudo, su hija lo sabe bien aunque nunca suelen reconocerlo
👎🏾“No estábamos discutiendo, no éramos nosotros”
👍🏾“Sí, hemos discutido. Lo siento”
- Invalidar experiencias “culturalmente negativas” (miedo, dolor, angustia, agresividad)
No soportar verles tristes y ofertar todo tipo de alternativas para alegrarles. Sacarles del enfado ofreciéndole un regalo. No permitirles equivocarse (ir por delante), invalidar todo tipo de rabia, etc.
- Otras muchas a evitar:
- Amenazas
- Críticas destructivas
- Inducción de vergüenza
- Desinterés o rechazo
- Respuestas exageradas o fuera de lugar
- Comparaciones
- Desaliento
- Cuestionar continuamente las buenas intenciones
- Etc.
Padres, madres, cuidadores y cuidadoras, en general, somos, sin lugar a dudas, las figuras referentes para nuestros hijos e hijas.
Tenerlo claro nos ayudará a poner atención a cómo nos relacionamos entre sí, con otras personas y con ellos. Cómo lo hagamos irá definiendo su sistema de apego y gestará personas más o menos libres, más o menos respetuosas, más o menos responsables.
En definitiva, más o menos felices.
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BIBLIOGRAFÍA
BARUDY, J. y DANTAGNAN, M. (2009). Los buenos tratos a la infancia: parentalidad, apego y resiliencia. Barcelona: Gedisa
BARUDY, J. y DANTAGNAN, M. (2010). Los desafíos invisibles de ser padre o madre. Barcelona: Gedisa
MARRONE, M. (2001). La Teoría del Apego. Un enfoque actual. Madrid: Editorial Psimática.
* Artículo respetuoso con la diversidad. Intento utilizar lenguaje inclusivo y no sexista siempre que me es posible. He decidido minimizar los desdoblamientos y el uso de x, @, / para facilitar su lectura.